plagas entre tumbas de piel

Para que haya fuego tiene que haber oxigeno
entonces estabas agachada intentando encender
una ramita junto al lago
y no podías, dejaste de intentarlo,
la noche era solo de los sapos
y una luna de olla de fideos secos
nos recordábamos lo inútiles que éramos.

vaciaba la botella de pis de cerveza
en el árbol, jugábamos a las “nascondidas”
creo que eran las tres y media de la mañana
y yo tenia arritmia y anorexia de días,
jamás podía encontrarte primero:
tenias la habilidad de desaparecer.

me la pasaba dibujando caras
y santos y esfinges, creía que era bueno
pensaba en mis cuadros colgados de museos
o mi nombre en enciclopedias
vos eras mas eficaz
solo tosías el humo de la marihuana
y dormías hasta muy temprano.

solo quedan fotos escritas en papeles de cajón
y el recuerdo de los murcielaguitos
hechos mierda sobre las piedras

un cuerpo dentado que se acerca…

capaz de fundirme me amoldo a lo que no tengo,
profetizo tu partida hacia los lugares
mas lejanos que mis abrazos de ardillas y
nuestras manos enmantecadas.

y todo giró, no estabas mas en ningun punto
mi plaga, te decía, es no morir
antes de tiempo, maquinarias que dan vuelta
en el cielo, veo hoy un mordido núcleo
que se cae, se derrumba en dientes espejos